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VIAJE A FRANCIA: MI CÁNCER NO FUE UN IMPEDIMENTO
Tan sólo dos días después de volver a Sevilla de mi ajetreado viaje a Alicante en el que disfruté con mi familia y novio, volví a salir de viaje con Rosa y con mi sobrina Pilar. Rosa es una de mis mejores amigas desde la época del instituto y quien me ha demostrado con creces el sentido de la amistad en esta época tan especial. Quería pasar unos días de esta época con ella y con una de mis sobrinas y como siempre no me fallaron. Si algo excepcional te aporta esta enfermedad es saber quien son tus AMIGOS y quienes no lo son.
viaje a Carcasonne y a Toulouse
Programamos un viaje a Carcasonne y a Toulouse, porque quería ver a mi sobrino Juan Carlos que en ese momento vivía en Carcasonne. Mi sobrino es un crack cocinando y trabajaba en un restaurante de esa ciudad como chef. Como siempre mi claustrofobia condicionó nuestro viaje y en lugar de hacer un viaje rápido hasta Toulouse tuvimos que irnos en coche, menuda paliza de coche nos dimos, hicimos en viaje de ida y vuelta en dos etapas parando en Alicante y así de paso veíamos a mi hermana Aurora y mis sobrinas.
Cuando llegamos a Carcassone nos encontramos con una ciudad espectacular con dos partes muy diferenciadas, consta de una parte amurallada que denominan la Cité, en la que parece que retrocedes cientos de años al pasado en plena época medieval, una ciudad llena de tiendas restaurantes muy bonitos y mucha gente con ganas de disfrutar. Cuando vas a un lugar turístico puedes apreciar que la gente está relajada, con semblantes sonrientes, con muchas ganas de pasar unos días geniales. Luego, una vez sales de la parte amurallada te encuentras con la parte moderna. Una ciudad cosmopolita de Francia. Nos quedamos en casa de mi sobrino y de su novia, pudimos disfrutar con ellos en su tiempo libre, ya que los dos trabajaban. Rosa, Pilar y yo pasamos los días disfrutando de esa bella ciudad y visitamos también Toulouse, que estaba cerca en coche, ciudad que también nos gustó mucho. Aprovechamos la visita para probar las delicatesen de la cocina francesa, fuimos a comer al restaurante en el que mi sobrino trabajaba que ofrecía unos platos de alta cocina exquisitos, además de los típicos creps, escargots y unos quesos espectaculares. Visitamos unas bodegas donde pudimos degustar vinos de la zona, los cuales trajimos a España. No me privé de nada, y pude hacer lo mismo que mis compañeras de viaje. He de decir que durante mi tratamiento de quimio sí bebí alcohol. No pregunté a mi oncólogo acerca de tomar copas y vinos porque sabía que me diría que no, así que no pregunté y cuando tocaba lo tomaba, si bien no me excedí lógicamente. Mucho más veneno es la quimio y me estaba atiborrando así que una copita de vez en cuando no me iba a condicionar el desarrollo de mi enfermedad.
Esos días los efectos de la quimio me dieron tregua casi total, ya que si bien me permitió estar todo el día en la calle sin cansarme, y disfrutar cada día de un viaje muy divertido, sí que en esta ocasión me jugó unos momentos comprometidos por las ganas locas de ir al baño. En estas ciudades hay numerosos baños públicos en la zona turística por lo que pude solucionar sin incidencias estos efectos secundarios postquimio. Después de este viaje sólo tuve un episodio comprometido relacionado con la incontinencia pero salvo por estas anécdotas, mi tratamiento me dejo aprovechar el verano de forma excepcional.
Casualmente coincidió nuestra estancia con el día nacional de Francia, día de celebración de los franceses y de espectaculares fuegos artificiales. Ese día la ciudad estaba a rebosar, Carcasonne es una de las ciudades elegidas por muchos franceses para celebrar su día nacional por la belleza que supone admirar los fuegos artificiales saliendo desde la muralla. Todos alucinamos con los fuegos, ya que jamás contemplamos unos fuegos más espectaculares que esos. Mi amiga Rosa cuando finalizó el espectáculo que además de asombroso fue muy largo dijo con todo el arte del mundo. Después de haber visto estos fuegos tan alucinantes , ya no voy más a ver los fuegos artificiales de la feria de Sevilla, ja ja. Siempre nos creemos que lo nuestro es lo mejor y realmente en cada lugar y país hay lugares y momentos únicos dignos de admirar y valorar.
Grabé varios videos de los fuegos y capturé imágenes en mi móvil de ese cielo multicolor y estridente y decidí subir las fotos al Facebook. Mencioné que era el día nacional de Francia y que estaba disfrutando de esa celebración, no sé si dije en que ciudad pero esa foto dio mucho que hablar. Ese mismo día en Niza hubo un atentado y cuando mis amigos y conocidos vieron mis fotos no paré de recibir multitud de mensajes de preocupación por saber si estaba bien pues nadie sabía en qué ciudad me encontraba. Mandaría que no me matase el cáncer y que en pleno tratamiento, encontrándome genial muriese víctima de un atentado. Pero no, ese no era mi momento, el destino me tenía preparado un proyecto, el mejor proyecto de mi vida, en el que cada día me levanto con la alegría de saber que puedo mejorar la calidad de vida de algún paciente oncológico y aunque sea uno me doy por satisfecha. Esta afirmación puede resultar presuntuosa pero lo he visto con mis propios ojos y así me lo han dicho muchos pacientes.
Regreso a Sevilla
Cuando regresamos a Sevilla, después de infinidad de horas de coche, Rosa y Pilar me demostraron que este viaje lo hacían por mí. Lo normal y cómodo es ir tan lejos en avión pero por mis manías anti avión tuvieron que hacer este viaje tan largo en coche. Infinidad de horas conduciendo. Eso es el amor, bien de amigas, bien de familia. Desde entonces me siento afortunada, a pesar de mi enfermedad entonces y ahora de mis efectos secundarios de los tratamientos tan agresivos, porque jamás he recibido tanto amor o quizás, jamás fui tan consciente de ser tan amada.
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