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Un nuevo look, una nueva yo
Y al pasar los días, vi cómo mi pelo se iba cayendo y si me cogía un mechón de pelo y tiraba un poco, éste se quedaba en mi mano. Antes de mi primera sesión fui a probarme pelucas con mi amiga Eva, y días antes de que el pelo se cayera de forma total, acudí a cortarme el pelo muy corto para que la transición de pelo largo a no tener pelo no fuera muy brusca, y cuando me lo cortaron no me sentí mal, no estaba fea, creí que estaría horrorosa sin mi melena y el resultado del corte fue muy satisfactorio.
Cuando me pusieron la peluca me vi monísima y por fin iba a estar muy bien peinada. Ronda de fotos con mi nuevo look que estoy hasta guapa. Si este pelo es mucho más mono que mi pelo natural. Pensé. Habrá que aprovechar la coyuntura de la peluca espectacular. El mismo día que fui a cortarme el pelo me colocaron la peluca para ver cómo me quedaba y salí de la tienda con la peluca puesta a pesar de tener todavía mi pelo, muy corto, pero todavía existente. Mis amigas y yo decidimos ir a tomarnos algo para celebrar el éxito de mi peluca. Estaba feliz porque nada me estaba afectando por el momento, mi alegría iba aumentando progresivamente.
Llega el gran dia
Llegó el temido día 18, día en el que me quedaría sin pelo, y así sucedió, al rozarme el pelo que tenía muy corto, éste se caía rápidamente y en cuestión de 2 o 3 días me quedé sin pelo. Me miré al espejo y me dije: Anda, pero si no estás fea, esto no es como me lo había imaginado, no es para tanto, esto no es nada traumático, dios mío, ¿qué me está pasando? La positividad y la alegría estaban minando esta situación que en un primer momento pensé que sería traumática. El curso de los acontecimientos está cambiando y en lugar de venirme abajo, estoy cada día más alegre ¿Cómo se come esto? Víctima de una alegría desbordada decidí hacerme una foto y enviarla por WhatsApp al grupo de la familia en el que están mis hermanos y mis sobrinos con un texto que decía: Vuestra tía ya no tiene ni un pelo de tonta. Y así de positiva inicié esta etapa que a cualquiera le encogería el alma. Sólo pude reírme ante la ocurrencia de la foto y el texto adjunto. Y al contrario de lo que intuía, no tuve pudor alguno en que me viesen sin pelo, ni mi familia, ni mi novio ni incluso la hija pequeña de mi novio que vio tan natural mi conducta de estar en casa sin pañuelos que sólo ha hecho mención de la ausencia de mi pelo después de muchos meses diciéndome que ya tengo pelo. Y es que cuando vives las cosas con naturalidad y sin prejuicios, los demás normalizan dicha situación. Mi calvicie era ahora parte de mi situación actual y lo viví de forma natural. Lógicamente para salir a la calle usaba pañuelos y pelucas, pero en mi casa sólo los usé al principio por el frío que la ausencia de pelo me producía.
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