Reencuentro con la felicidad (I)

Quizás sea una ironía pensar que volvería a reencontrarme con la felicidad en la etapa de mi vida que en principio se presentaba como la peor experiencia y que no podría superar.

Me llamo Inma, y tengo que empezar por contaros que yo siempre he sido muy mala enferma y no podía soportar los hospitales, ni incluso escuchar hablar de alguna operación o de algún episodio grave sufrido por alguien, era de las que sufría vahídos en los análisis y de aquellas personas a las que ir a alguna revisión médica le suponía un verdadero suplicio. Siempre pensé que yo no podría soportar ninguna enfermedad, y que cualquier tratamiento supondría una grave crisis de ansiedad y una profunda depresión.

 el temor a lo desconocido nos juega malas pasadas

Sin embargo, he podido comprobar en esta etapa que estoy viviendo, que muchas veces el temor a lo desconocido nos juega malas pasadas, los pensamientos se adelantan a la realidad, tenemos pensamientos preestablecidos de cómo creemos que reaccionaremos ante determinadas vivencias que a priori se nos presentan como insuperables. Estos pensamientos nos provocan ansiedades ante circunstancias que a priori se te presentan como terribles, como insuperables, pero después, sorprendentemente, una vez estás inmerso y en medio de esa vivencia, compruebas que ese miedo era injustificado y resulta que eres mucho más fuerte de lo jamás hubieras pensado, y esa realidad que estás viviendo te provoca sumergirte en tu verdadero interior, en tu yo más profundo. Ese yo escondido que jamás hubieras conocido de no ser por enfrentarte a tus peores miedos. Estoy segura de que ese “yo” que he podido conocer, está dentro de cada uno de nosotros, y que solo ante situaciones extremas a las que te enfrentas, logras conocer.

Mi infancia con el deporte

Siempre he tenido muy buena salud, he sido deportista desde muy pequeña, competí en piragüismo durante cinco años. Fue una etapa de mucho sacrificio físico, de muchas horas de entrenamiento diarias, y una época en la que aprendí el valor de la constancia, de la lucha por tus sueños y la recompensa que supone el trabajo y el esfuerzo diario. Después de esa etapa de competición siempre me mantuve en forma, y casi toda mi vida me he dedicado a hacer deporte casi a diario. De ahí que jamás se me pasó por la cabeza que pudiera tener una grave enfermedad. Lo normal es pensar que las cosas graves jamás te van a tocar a ti, a alguien que no fuma, que se cuida, que siempre ha considerado el deporte como el mejor de los aliados para sentirte bien, para alguien así le parece algo imposible que te toque pasar por esta grave enfermedad. En definitiva, como consecuencia de todos esos años de vida deportiva, llegué a creer que era intocable por algo tan extremo. Siempre he sido una persona de carácter alegre y optimista y fuerte físicamente, y esta combinación te hace pensar que eres invencible, te crees inmune.

Afortunadamente casi la totalidad de mi experiencia vital ha sido muy positiva, he sido muy feliz y no he tenido grandes obstáculos ni vivencias dramáticas, en fin, puedo decir que mi vida ha sido fácil, hasta un periodo en que todo cambió y en el que mi vida dio un giro radical. Una larga etapa que ya pasó y que tras vivir la experiencia del cáncer puedo afirmar que fue mucho más extrema que padecer esta enfermedad.

Continuará...

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