La peor experiencia de mi vida (II)

Antes  de mi diagnóstico

Os podrá parecer extraño que me pudiera sentir peor que con esta cruel enfermedad, pero así ha sido, la peor sensación experimentada a lo largo de toda mi existencia, y que acabó afortunadamente apenas unos meses antes de mi diagnóstico. Ese período transcurrió durante mi paso en el departamento de seguros en una empresa para la que trabajaba, nada más y menos que 8 años en los que soporté todo tipo de humillaciones y maltrato psicológico por parte de la persona responsable del departamento, años de ansiedad, de desilusión y de depresión. Quiero dejar constancia que esta situación era provocada únicamente por la persona responsable del departamento en el cual yo desarrollaba mi labor profesional, y apoyada por el director territorial de la misma. Del mismo modo en el que el autor de un delito de violencia de género mina la dignidad y la autoestima de su víctima, la tiranía y el maltrato psicológico de mi responsable hacia mi persona minaban y hundían mi dignidad.

Del resto de la jefatura que trabajaba en dicha empresa, solo puedo mencionar su trato amable, respetuoso y cordial y solo podré tener para ellos buenos recuerdos, mi cariño y mi total respeto. No sería justo que la inhumanidad de la que era mi responsable pudiera empañar y menoscabar al resto del equipo, que ejercen sus funciones directivas con total profesionalidad y respeto con las personas que están bajo su mando. Hoy día me enorgullece seguir siendo parte de sus vidas y el contacto sigue manteniéndose porque entiendo que las cosas positivas que rodean tu vida hay que cuidarlas para que sigan a tu lado el mayor período de tiempo posible.

A finales del septiembre de 2015 tuve la gran suerte de que me despidieran, empezando a partir de ese día una nueva etapa de ilusiones y de tranquilidad absoluta, tenía la misma sensación de volver a nacer, de haberme quitado una losa de encima de mi cuerpo. Sufría constantemente todo tipo de infecciones provocadas por la bajada de defensas consecuencia de un gran estrés. Pero desde el mismo día en que dejé de trabajar, una nueva era de ilusión se apoderó de mi vida. Volvía a tener ganas de vivir, ilusiones, proyectos y nuevas metas que cumplir. Volví a matricularme en Derecho, cuya licenciatura dejé con únicamente tres asignaturas pendientes y decidí que ese era el momento de reanudar ese objetivo que no culminé en su día. Tenía las ganas y el ánimo para ello.

Pero la vida te da sorpresas inimaginables y solo cinco meses después de terminar esa etapa agónica, en febrero del año 2016 me dan una noticia terrible, totalmente inesperada, y en ese instante mi mundo cambia por completo. La palabra cáncer apareció en mi vida. La noticia más dura que puedes escuchar, pero no, sorprendentemente mi vida es mucho mejor desde entonces. Puedo afirmar que, ante experiencias extremas, el ser humano puede responder con una capacidad de lucha y de adaptación extraordinarias. 

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