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FIN DE UN VERANO INOLVIDABLE. LA FIESTA MAS EMOTIVA JAMÁS VIVIDA
El verano del tratamiento dio para mucho y disfruté como una adolescente, con todo el tiempo libre para salir y saborear cada día. Recuerdo ese verano como una suma de múltiples emociones. Todo lo viví de forma intensa, no actué en ningún momento como una enferma, quería aprovechar cada día como una ocasión irrepetible. Empecé a sentirme mortal y por ello más viva que nunca.
Ya os he comentado que el piragüismo ha sido parte esencial de mi vida y mis amigos de deporte fueron mi primera pandilla, también encontré el primer amor, las primeras salidas nocturnas. Los piragüistas formaban parte de mi día a día. Cuando dejé de remar ya no tuve contacto con ellos, salvo con mi amiga Valle con la que salíamos juntas, una vez dejamos de competir, pero Valle decidió vivir fuera y el contacto era escaso, en ocasiones telefónico pero apenas nos vimos en persona. Hace años sentí de nuevo el deseo de remar, y con alguno de ellos volví a contactar porque hoy día siguen compitiendo.
En cuanto conocí el diagnóstico, una de las personas en las que pensé fue en Valle, y es que, a pesar de que pasen muchos años sin ver a un verdadero amigo, cuando te pasa algo impactante, te vienen al pensamiento los amigos que han sido importantes en tu vida, y Valle lo fue. La enfermedad me demostró que no sólo lo fue, sino que lo es y lo será siempre.
Llamé a Valle para contarle la noticia de mi enfermedad, y en pocos días quiso venir a verme un fin de semana, actualmente vive en Madrid, está casada y tiene dos hijos, pero nada fue impedimento para reencontrarse conmigo en un momento tan delicado. Cuando quieres estar con alguien no hay excusas ni impedimentos para encontrarte con quien realmente te importa. Aprovechamos la ocasión de que se celebraba el Campeonato de España de invierno de piragüismo en Sevilla y así juntas pasaríamos un día memorable con el resto de amigos de nuestra infancia y adolescencia. Les conté que estaba enferma, pero pasé un día normal como cualquiera de ellos, nadie se habría dado cuenta de mi enfermedad, salvo porque yo se lo hubiera contado.
El resto del fin de semana fueron momentos de recuerdos de nuestras locuras de la adolescencia, un no parar de reír acordándonos de anécdotas pasadas. Queríamos estar juntas y pensar en tiempos pasados, la enfermedad actual fue algo de lo que hablamos pero pasó a un segundo lugar. Lo importante fue el reencuentro y sentir la sensación de que no había pasado el tiempo y que jamás dejamos de tener contacto. Después de ese reencuentro no hemos parado de vernos y cada poco tiempo Valle viene a Sevilla para pasar fines de semana juntas.
La megafiesta de Valle
Sin yo tener ni idea, Valle promovió una megafiesta de piragüistas los primeros días de septiembre, se celebró sólo 4 días antes de mi primera intervención quirúrgica. Esta idea se originó durante el primer fin de semana de reencuentro, ya que durante el campeonato de España se dedicó a pedir los móviles a todos nuestros amigos y también de los que no estaban en ese campeonato y que fueron nuestros grandes amigos en nuestro pasado. Durante los meses de verano se dedicaron a hacer un grupo de whatssap en el que no paraban de decir tonterías, por lo que a mí me han contado y a preparar la fiesta más emotiva que he vivido jamás. Este grupo está formado por muchos amigos que no veíamos hace más de 20 años, por lo que he de decir que mi enfermedad ha servido para estar todos en contacto de nuevo.
Me acuerdo perfectamente que me operaban un jueves y que el fin de semana anterior Valle dijo que quería pasarlo conmigo para afrontar el trago con alegría, así que vino el viernes por la noche, como siempre cenamos juntas y desayunamos tranquilamente en un bar. Mientras desayunamos nos hicimos una foto, que luego subí a Facebook y como algo premonitorio de lo que luego pasaría me acuerdo que comenté la foto "amistad, aunque pase el tiempo y distancia perdura y se consolida y es que la pandilla de los piragüistas es genial".
Pensé en mis amigos de piragüa, ajena totalmente a lo que me tenían preparado. Valle me comentó que quería ir a un sitio especial a comer, y como yo me apunto a todo, lógicamente acepté. Nos fuimos en coche y cuando aparqué me dijo que tenía que cerrar los ojos, que el sitio era espectacular y quería que lo viera cuando estuviéramos dentro, así que me tapó los ojos y me llevó hasta dentro de un bar. Cuando abro los ojos veo frente a mí a todos mis amigos piragüistas de la infancia, algunos no los veía desde hace más de 20 años, eramos unas 30 personas, una visión alucinante que no podía creer. La emoción que sentí es indescriptible así que me harté de llorar al verlos a todos allí.
Estuvimos todos el día hasta la noche celebrando la amistad que perdura en el tiempo, estaba feliz y plena de ánimo y positividad. Para que llorara más si cabe, me regalaron un colgante de plata en el que aparecían en una cara grabados los nombres de todos los que estaban en la fiesta, y en el otro grabado la figura de una piragua y las palabras "Ánimo Inma, eres una campeona". Día inolvidable que se ha quedado grabado en mi mente y sobre todo en mi corazón. Un día en el eres plenamente consciente del valor de la amistad. Un día de sentimientos a flor de piel y que jamás podré agradecer a mis amigos que estuvieron y en particular a quien promovió este día irrepetible, a mi querida amiga Valle, un tesoro en mi vida que tengo que mantener hasta el final de mis días. Subidón de ánimo, alegría y positividad que me dieron para afrontar mi primera operación. Con amigos y días así los tramos amargos se convierten en más llevaderos. Gracias amigos por haber estado, y seguir estando y formar parte de mi vida.
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