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El PICC (Peripheral Inserted Central Catheter) es un catéter central de inserción periférica que se sitúa en la vena cava superior, en condiciones máximas de esterilidad y garantizando la permeabilidad de una vía de acceso siempre que se prevea que el paciente va a seguir un tratamiento prolongado o se va a someter a la administración de sustancias agresivas, evitando con ello el sufrimiento del paciente con punciones venosas continuas y preservando el capital venoso del paciente, sobre todo cuando a éste se le va a someter a un tratamiento que puede deteriorar de forma irreversible el sistema vascular.
Entre esos tratamientos, destaca el PICC para quimioterapia, siendo una opción muy efectiva para evitar el deterioro del sistema vascular. Además, los PICC ofrecen la posibilidad de realizar extracciones sanguíneas con seguridad, ya que no se necesita ningún material punzante. Esto a su vez proporciona gran confort a pacientes con mal acceso venoso.
La quimioterapia, la nutrición parenteral total y algunos antibióticos son causantes directos de irritación de la vena, provocando en ocasiones flebitis, induraciones y graves daños tisulares derivados de la extravasación medicamentosa. Estas características especiales hacen que sea imprescindible que cualquier medicación agresiva desemboque en una vena con calibre y caudal suficiente para que minimice el riesgo de daño. La vena cava es la que posee estas cualidades, pues el torrente que discurre en ella arrastra y diluye rápidamente las sustancias que desembocan dentro de su luz.
El brazo derecho y la vena basílica es la primera opción para insertar el catéter cuando hablamos de PICC para la quimioterapia, pero esto no descarta otras posibilidades como colocarlo en el brazo izquierdo o acceder desde la vena cefálica, individualizando cada caso.
Mi experiencia con el PICC para quimioterapia
Por mi experiencia personal, como paciente oncológica que tuvo puesto un PICC durante ocho meses tengo que decir que fue la opción acertada. Aunque es cierto que que los primeros días estuve muy nerviosa por sentir un cuerpo extraño dentro del brazo, luego me acostumbré y la comodidad de no pincharme en multitud de ocasiones y sobre todo, haber comprobado que muchos pacientes que no tenían PICC durante la quimio acababan con las venas muy afectadas por la agresividad de las sustancias y poder buscarles una vena y pincharles era una odisea y un sufrimiento, me confirmaron que fue la decisión más razonable y sobre todo práctica.
Sólo pude ver un lado negativo de la utilización del PICC durante la quimioterapia y es el hecho de no poder mojarlo, así que la ducha diaria durante los primeros días fue un verdadero suplicio. El médico que me lo puso me dijo que me pusiera un papel film para evitar que se mojara ni el catéter ni las posibles infecciones. Si hubiese habido una infección quizás tendrían que habérmelo quitado, así que me preocupé especialmente por no mojármelo tal y como me indicó el médico.
Él insistió en su cuidado y yo quería mantener el PICC todo el tiempo que durase el tratamiento con quimio, así que utilicé papel film, pero esta solución era horrible para mí, pues el PICC se me mojaba igual y las duchas, lejos de ser un momento de disfrute y relajación, se convirtieron en un momento muy molesto. No podía meterme directamente bajo el chorro de la ducha porque el catéter acababa chorreando y luego me angustiaba pensando si se infectaría. Acabé duchándome con sumo cuidado y la parte del brazo en la que tenía el PICC la dejaba fuera de la ducha (un horror).
Esta situación se podría sostener si son unos días, pero no si son meses, en mi caso el PICC convivió conmigo durante ocho largos meses. Cuando pasó una semana, viendo lo que se me avecinaba, hablé con el médico, quien me comentó que existían unos protectores impermeables específicos en Estados Unidos pero que en España no había nada (esto fue en marzo del 2016), así que me obsesioné con buscar a toda costa un protector con el que pudiera ducharme con tranquilidad.
Para mi sorpresa logré encontrar en primer lugar un protector con el que además de poder ducharme con total tranquilidad, era posible sumergirse en el agua. Para mí fue la salvación, ya que estuve con el catéter desde marzo hasta octubre, me pilló todo el verano, así que gracias al protector pude meterme en el mar y en la piscina, además de poder ducharme a diario sin miedo a mojarme. Después insistí en buscar otras posibilidades para proteger el PICC del agua y encontré otro protector para algo tan cotidiano como una ducha, pero ninguna de las dos opciones se comercializaba en España así que hice todo lo posible para que cualquiera que pasara por la misma experiencia que yo pudiera salvar esta gran limitación que supone no poderte mojar el catéter y decidimos importar estos protectores para mejorar la calidad de vida no sólo de pacientes oncológicos, ya que luego pude comprobar que se utilizan para otras patologías, así que el esfuerzo de poder conseguirlos mereció la pena.
Luego quise dar un paso más y cuando veía la venda que cubría mi PICC tan sucia pensé en taparla y protegerla de alguna manera, protegiéndolo también de roces porque la venda era muy fina y solía caerse. Vi en una revista a una actriz americana con una banda de tela de color en el brazo que tapaba su PICC y comprobé que, para variar, no había nada en España. Me puse manos a la obra y de ahí la fabricación de los ‘cover PICC’ , unas bandas textiles elásticas de colores que protegen y disimulan tu PICC.
A mí me gustan mucho los colores, pero también hay a quienes no y son más discretos. Pensando en las necesidades de todos, fabricamos protectores de color beige (los más parecido al color piel), de otros colores más oscuros (azul marino y gris) y otros más llamativos (turquesas o de fantasía), de forma que pudiésemos abarcar todos los gustos para quienes tienen que pasar una temporada con este catéter.
Personalmente, pienso que el PICC es una opción muy práctica y cómoda para quienes tienen que recibir tratamientos de quimioterapia. La única desventaja que presentaba hasta el momento era la imposibilidad de poder mojarse. Con la aparición de estos protectores impermeables y los cover textiles no sólo podemos superar esta limitación, sino que además podemos protegerlos de la suciedad, incluso de las miradas indiscretas que muchas veces pude comprobar por parte de quienes la empatía no forma parte de su personalidad, aunque eso es otra cuestión que debemos afrontar quienes pasamos por esta experiencia y sólo nosotros podemos sentir. Muchas veces tenemos que escuchar comentarios totalmente fuera de lugar y miradas indiscretas pero, por mi propia experiencia, os recomiendo que hagáis caso omiso y no malgastéis energías en algo que no merece la pena.
Hay mucho por lo que vivir
Viventie es mucho más que una marca, con este nombre queríamos dar un mensaje a todas las personas y especialmente a quienes están pasando por una experiencia dura, como una enfermedad. “Vive en ti, cuidate, quiérete”. Sólo queriéndote y cuidándote al máximo podrás dar lo mejor de ti a los demás y para afrontar una enfermedad de la mejor forma posible.
Actualmente soy paciente de cáncer de mama metastásico (en hígado, pulmón y esternón), una enfermedad sin cura con una esperanza de vida media de cinco años, y puedo decir que vivo en mí como nunca antes lo había hecho, vivo cada día como si fuera el último. Afortunadamente y a pesar del estado avanzado de mi enfermedad, me encuentro bien físicamente y me despierto cada día con muchas ganas de seguir viviendo y de apreciar el valor de cada día, sigo haciendo lo que más me gusta y me hace feliz, sigo practicando piragüismo y sigo compitiendo en Dragón Boat. Porque tal y como pienso hay mucho por vivir, incluso con cáncer metastásico.
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