El cáncer, el sexo y el cuerpo de la mujer

El cáncer, el sexo y el cuerpo de la mujer

Bajo cualquier circunstancia, las sensaciones y actitudes sexuales varían mucho entre las personas, aun cuando no están enfermas. Algunas personas tienen poco o ningún cambio en lo respecta al deseo sexual y nivel de energía durante el tratamiento del cáncer. Otras personas descubren que tienen menos interés en el sexo debido a las exigencias físicas y emocionales que causa el cáncer y su tratamiento.

Si su deseo sexual y nivel de energía cambian durante el tratamiento, tenga presente que esto le ocurre a muchas personas. Puede ser causado por el estrés, cansancio, y otros efectos secundarios del tratamiento. También la manera en que usted se siente sobre su cuerpo desempeña un papel.

Si usted disfrutaba de una vida sexual saludable antes de iniciar el tratamiento, lo más probable es que la intimidad física le siga produciendo placer durante su tratamiento. Podría encontrarse con que la intimidad cobra un nuevo significado y que usted se relaciona con su pareja de forma diferente. Abrazarse, tocarse y acariciarse puede llegar a ser más importante que la actividad sexual en sí.

Puede ser difícil mantener una vida sexual saludable cuando están implicados tantos factores físicos y emocionales. Infórmese tanto como sea posible con su médico y mediante otras fuentes confiables a su alcance para que pueda saber con antelación lo que puede y lo que no puedo hacer antes, durante y después del tratamiento. Hable con su pareja acerca de sus preocupaciones y de lo que está bien con usted, lo cual puede cambiar de una semana a otra. Para obtener más información, refiérase a Sexualidad para el hombre con cáncer o Sexualidad para la mujer con cáncer.

A medida que la mujer se excita sexualmente, el sistema nervioso envía señales de placer al cerebro. Las señales pueden activar el reflejo orgásmico. Durante el orgasmo, los músculos alrededor de los genitales se contraen de manera rítmica. La contracción y relajación de los músculos envía oleadas de placer a través de la región genital y a veces a través del cuerpo entero. El orgasmo es un reflejo natural, pero la mayoría de las mujeres requiere un poco de experiencia para aprender a provocar dicho reflejo.

Puede que los orgasmos cambien con el paso del tiempo en una mujer. A medida que la mujer envejece, puede que tome más tiempo lograr los orgasmos, y puede que sea necesario la estimulación mediante el tacto y la excitación mental.

Existen muchas fuentes de excitación con las que se logra el orgasmo, las cuales difieren para cada mujer. Algunas mujeres pueden lograr el orgasmo con tan solo tener una fantasía sexual nítida o al recibir caricias en sus senos. Puede que otras lo logren durante un sueño que estén teniendo mientras duermen. Sin embargo, la mayoría de las mujeres requiere de alguna caricia en su región genital para lograr el orgasmo.

Las partes de los órganos genitales femeninos con la mayor sensibilidad al tacto son el clítoris y los labios interiores. Cuando una mujer se excita sexualmente, toda la región genital se dilata. También adquiere un matiz rosa más intenso a medida que la sangre se apresura para concentrarse bajo la piel de dicha región.

Muchas mujeres logran el orgasmo con la mayor facilidad mediante las caricias al clítoris. Semejante al pene, el clítoris cuenta con cabeza y cuerpo. Envía mensajes de placer al cerebro al ser acariciado.

La cabeza del clítoris es tan sensible que puede irritarse a raíz de frotarse demasiado rápida o bruscamente. La irritación puede prevenirse al usar un lubricante y con caricias que hagan contacto a un área cercana y no directa a la cabeza del clítoris.

Otras áreas sensibles

Otras áreas, incluyendo los labios exteriores y el ano, también pueden proporcionar placer al frotarse. Las zonas de sensibilidad en cada mujer varían ligeramente. La abertura de la vagina contiene muchas terminaciones nerviosas y suele ser más sensible al roce suave que el fondo de la vagina. Para algunas mujeres, la pared frontal de la vagina es más sensible a la presión que la pared trasera durante la actividad sexual. Algunos sexoterapeutas sugieren que frotar una región de alrededor de dos a diez centímetros (1 a 4 pulgadas) de profundidad sobre la pared frontal de la vagina ayuda a que algunas mujeres logren el orgasmo durante el sexo.

Aquí se detallan algunas cosas que hay que tener en cuenta a medida que continúa su vida sexual durante o después de haber recibido el tratamiento contra el cáncer.

Infórmese tanto como pueda sobre los posibles efectos que su tratamiento contra el cáncer puede tener sobre su vida sexual. Hable con su médico, enfermera o cualquier integrante de su equipo de atención médica contra el cáncer. Cuando sabe lo que puede esperar, puede planear cómo podría manejar dichas situaciones.

Tenga en cuenta que, sin importar el tipo de tratamiento contra el cáncer que esté recibiendo, la mayoría de las mujeres aún puede sentir placer al contacto físico. Pocos tratamientos para cáncer (que no sean aquellos que afectan las regiones del cerebro y la médula espinal) dañan las terminales nerviosas y los músculos involucrados en la sensación de placer al contacto físico y en lograr un orgasmo. Por ejemplo, una mujer cuya vagina sea lo suficientemente estrecha o reseca como para causar dolor, a menudo puede lograr el orgasmo a través de frotar sus senos y partes externas de sus órganos genitales.

Procure mantener una mente abierta sobre las formas en que siente placer sexual.Algunas parejas tienen una visión limitada de lo que es normal en el sexo. Si ambas partes en una pareja no pueden lograr el orgasmo a través o durante la penetración, puede que esto les resulte frustrante. Sin embargo, durante y después del tratamiento del cáncer, pueden haber ocasiones en que el tipo de sexo que más le gusta no es posible. Estos momentos pueden ser la oportunidad de aprender nuevas formas de dar y recibir placer sexual. Usted y su pareja pueden ayudarse mutuamente a lograr el orgasmo a través del tacto y de las caricias. A veces, el solo acurrucarse y abrazarse puede resultar placentero. También puede dar continuidad al placer al tocarse a sí misma. Eviten descontinuar la oportunidad de sentir placer solo porque la rutina normal haya cambiado.

Trate de tener conversaciones claras y recíprocas sobre el sexo con su pareja, al igual que con su equipo de atención contra el cáncer. Si siente mucha vergüenza de preguntar a su equipo sobre si tener actividad sexual está bien, puede que nunca logre saberlo. Hable con su equipo sobre sexo, y cuéntele a su pareja lo que aprende. Una comunicación adecuada es la clave para adaptarse a su rutina sexual cuando se experimenten los cambios en su cuerpo debido al cáncer. Si siente cansancio o debilidad y quiere que su pareja tenga una participación más activa al tocarle, dígaselo. Si alguna parte de su cuerpo está muy sensible o adolorida, puede guiar la forma en que su pareja le esté tocando para evitar el dolor. Tenga en cuenta que si una de las personas tiene un problema sexual, esto afecta a la pareja.

Refuerce su autoestima. Recuérdese sus virtudes. Si su cabello empieza a caer, puede que opte por usar una peluca, sombrero o pañuelo si esto le hace sentirse más cómoda. Puede que opte por usar un seno postizo (prótesis) en caso de extirpación de uno de los senos. Haga lo que sea que le haga sentir mejor sobre sí misma. Comer bien y hacer ejercicio también puede ayudar a mantener su cuerpo fuerte y con energía. Practique técnicas de relajación y busque ayuda profesional si piensa que está ansiosa, deprimida o si está teniendo dificultades.

Fuente: American Cancer Society

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